Traza una línea entre las palabras pasivo y agresivo. En el punto medio de esta línea se encuentra la Asertividad, un lugar en el que se colabora con los demás al encontrar las palabras precisas en el momento justo para expresar nuestros sentimientos y pensamientos.
Supongamos que hay una persona que tiende a estar más cerca del lado pasivo en esta línea. Seguido guardará para sí mismo las opiniones y los pensamientos en lugar de compartirlos abiertamente y muy probablemente:
Será visto como alguien que brinda apoyo y que se desenvuelve bien en equipo, pero a costa de defender lo que cree.
Tendrá el rol de “observador” en las reuniones o en las discusiones.
aunque tenga mucho con lo que contribuir, se sentirá derrotado cuando nadie escuche sus buenas ideas.
Trabajará más duro que la mayoría porque le costará expresar con claridad ante los demás lo que necesita.
Ser una persona con baja Asertividad puede tener implicaciones en el plano de lo emocional. Cuando alguien tiende a guardarse lo que piensa, puede llevarle a sentirse exhausto, frustrado o incluso enfadado por estar solo enfrentándose a sus opciones no expresadas. Puede cavilar sobre las malas decisiones tomadas, los planes “locos” que alguien ha ideado o aquel colega que se atribuye el mérito de su trabajo. Es como si todo esto sucediera sin su aprobación o sin su aportación, y sin embargo se queda decir muchas cosas.
Asimismo, en el plano de lo social y el del comportamiento, alguien con baja Asertividad tiende a actuar de forma pasiva y con dificultad para comunicar abiertamente sentimientos, creencias y pensamientos. Tal vez esto le impida motivar a los demás a alcanzar sus objetivos individuales y de equipo, así como abordar de manera eficaz los conflictos. Seguido también le es complicado obtener los recursos adecuados para un desempeño laboral eficaz. Sus grandes ideas pueden permanecer ocultas para su equipo y como resultado no será tan entusiasta ni estará tan comprometido con las ideas/orientaciones de los demás (porque tiene algo mejor en mente).
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